ColumnaSinNombre
| A UNA SEMANA DE QUE LLEGUE LA JEFA
@pablojair
+ Las bajas temperaturas que se han dejado venir.
En Tabasco se están dando con todo…
¿No le preocupa a Don Adán?
–Chopenjawer
Al gobernador Cuitláhuac García Jiménez le queda menos de una semana para seguir gobernando Veracruz.
En la práctica, en la realpolitik (lo pragmático), García Jiménez sabe que su poder ya había sido heredado desde la noche del 2 de junio de este año, cuando se dio a conocer el contundente triunfo de Rocío Nahle García a la gubernatura de Veracruz.
Desde ese entonces se aplica lo de “Muerto el Rey, Viva el Rey” y los grupos políticos-empresariales que buscan sobrevivir (especialmente los derrotados que apoyaron y aceleraron las fantasías de Pepe Yunes) tratan de congraciarse con el régimen por venir.
Otros de plano mejor se retiran a la iniciativa privada o se pensionan.
Muchos dicen que Morena es el nuevo PRI como una manera muy risible de la oposición para tratar de descalificar al más joven de los partidos políticos en México: que un priista diga que Morena es el nuevo PRI es como darse un golpe así mismo en los tanates.
Lo que sí permanece son los rituales de la política a la mexicana, a los que nos acostumbró el PRI durante todo el siglo pasado. No por nada dicen que todos los mexicanos llevamos un corazoncito priista dentro; ya ni se diga de un veracruzano, porque el tricolor prácticamente dominaba todo en el estado hace apenas ocho años.
La llegada de Cuitláhuac y de la famosa 4T cambió muchas cosas en ese sentido. Le explico.
A la llegada de Miguel Ángel Yunes Linares a la mini-gubernatura de dos años (2016-2018) éste presumía que ya había por fin una transición en Veracruz, pero no era así: básicamente era la misma clase política, con actores ya viejos y conocidos, priistas pintados de azul y amarillo (en referencia al PAN y PRD). Si bien Yunes había hecho historia por sacar al PRI por primera vez de Palacio de Gobierno, en realidad parecía más una extensión de un priista pintado de azul… y ya. Las mismas prácticas e incluso el audaz atrevimiento fallido de tratar de heredar el cargo al mayor de sus hijos.
La llegada de Cuitláhuac fue histórica en ese contexto. Se trataba de un personaje poco conocido dentro de la clase política; un ingeniero civil, catedrático universitario, cuya referencia más notoria era que su padre Atanasio García había sido luchador social por años en Xalapa, además de diputado local en el PRD cuando era izquierda.
Dos años antes había ganado la diputación federal y lo conocían menos.
Debe decirse que Cuitláhuac fue quien tuvo una campaña menos vistosa, a diferencia del garrafal despilfarro en el PRI y PAN-PRD. De hecho, varios medios de comunicación (sus propietarios) optaron por abrir espacios a lo que consideraban casi un hecho: que Yunes Linares iba poder dejar a su hijo Miguel Jr. la silla ejecutiva, y que lo mejor era “alinearse” para tener seis años asegurados.
No obstante, ganó Cuitláhuac; incluso sin lana, sin apoyo de sindicatos o las mafias que siempre apoyaban a los gobernantes triunfadores.
Que fue por el efecto López Obrador (quien al mismo tiempo ganaba la Presidencia en 2018), sí, pero desde ahí el mensaje era claro: la gente estaba harta de los viejos partidos y sus actores de siempre.
Mientras muchos vociferaban con berrinche que Cuitláhuac no había ganado —que había ganado el Peje— la verdadera transición se estaba instalando. Hubo hasta “pitonisas” que adelantaron que Cuitláhuac sólo iba a estar unos meses y pediría licencia… y ahí se la llevaron con predicciones durante todo el sexenio.
Me consta que hubo personas que, una vez ganando Cuitláhuac, buscaron acercarse a la nueva cúpula para tratar de congraciarse, vender espejitos, continuar en los negocios al amparo del poder en los que Yunes los relegó. Buscaban, por ejemplo, tratar de tener contacto con el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco (a quien tampoco conocían) para ver si se podían cobrar supuestas deudas de contratos verbales que habían tenido con Javier Duarte (2010-2016) u ofrecerles la fórmula mágica para la disminución de la deuda.
Otro de los deportes preferidos de ese estilo de política a la mexicana (y más con la veracruzana) que cambió con el nuevo régimen era el adivinar quiénes serían llamados al gabinete. Recuerdo que poco antes de la presentación oficial, se hablaba de personajes del pasado, políticos muy conocidos, para ocupar la Secretaría de Gobierno, pero al paso de los días nos presentaron a Eric Cisneros Burgos.
Quizás el más conocido del gabinete era Eleazar Guerrero, a quien los priistas desdeñaron por años como un personaje gris y perdedor en el PRI, pero que ahora se sumaba a la 4T con el importante cargo de subsecretario de Egresos.
Lo que sí se sabía desde hace 6 años era que la siguiente para asumir la gubernatura de Veracruz era Rocío Nahle. Y se aseguraba porque no se veía una oposición fuerte, lo cual se fue confirmando al paso del tiempo, llegando a extinguirse al PRD.
No sólo fue el descalabro por la avalancha guinda de Morena que ocupó casi todos los cargos de elección popular en la entidad en las recientes elecciones, sino que de plano los viejos grupos políticos no lograban permear en la llamada 4T y se fueron desvaneciendo.
Hoy, hasta los Yunes operan a favor de Morena.
Rocío Nahle, como senadora por Veracruz, ya tenía prácticamente asegurada la candidatura de Morena. Se afianzó más cuando llegó a tener el importante cargo de secretaria de Energía, encargada de la construcción de la refinería de Dos Bocas, resaltando como una de las personas de más confianza del presidente López Obrador.
Sólo algunos pocos necios veían lejana la posibilidad de que Rocío Nahle llegara a ser gobernadora de Veracruz.
Los más misóginos decían que porque era mujer; los más “sangre pura” (más bien clasistas-racistas), porque no era nacida en territorio veracruzano; los que decían ser “expertos” en Derecho, decían que violaba la Constitución local, cuando se les olvidaba algo básico: la Constitución federal la ampara y le daba el derecho de ser votada. Otra de los genios del “derecho electoral”: que nunca había pedido licencia al Senado, lo que causó la risa de muchos por sus argumentos cuando fueron rechazados en el Tribunal Electoral.
De ese nivel era la oposición: entre chaquetas mentales, conjeturas lúgubres y tenebras infantiles quesque para desestabilizar el proyecto político de la 4T en Veracruz.
Para Cuitláhuac y Rocío Nahle iban a ser seis años casi de trámite para darle paso a otro Gobierno de Veracruz emanado de Morena. (Hay quienes auguran que la situación podría ser distinta en 2030, ya con AMLO fuera del escenario, pero minimizan la importancia de las nuevas protagonistas: la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora electa).
Tener a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República fue el gran respaldo de Cuitláhuac, sin duda. No se recuerda, desde el priato en sus épocas gloriosas, que un gobernador tuviera tanto respaldo de su presidente. Si bien Cuitláhuac no tenía la experiencia para gobernar, éste factor fue, sin duda, primordial para que sacara adelante al estado.
Dos materias que fueron notables cambios: las finanzas y la seguridad. Por primera vez se pagaron deudas que se estaban acumulando desde los tiempos de Miguel Alemán (1998-2004) y se rompían acuerdos con los cárteles, mismos que se fueron disolviendo ya sea por haber sido abatidos o detenidos o porque entre las mismas células de delincuentes se fueron matando entre sí.
No se duda que haya cosas o personas qué investigar, especialmente los que manejaban grandes presupuestos. Quizás a esos actores por eso ya no se les ve en la nueva etapa que está por comenzar.
Decíamos al principio que Cuitláhuac dejaba de ser el Rey desde que se supo quién era la nueva Reina. En estas últimas semanas, el Gobernador se ha dedicado a inaugurar obras pendientes, ya casi no da conferencias de prensa y está enfocado en administrar lo que falta de su sexenio para entregarle a su sucesora.
De hecho, la gobernadora electa (como no se había visto antes) tomó un papel activo para hacer presencia ya como la nueva jefa política, visitando nuevamente lugares en Veracruz para realizar asambleas informativas, atendiendo peticiones y entrevistándose con sectores estratégicos como el empresarial o el ganadero.
Es curioso: acabo de mencionar lo de la “nueva jefa política”, pero creo que Rocío Nahle ya era la jefa desde hace años y eso tampoco lo aceptaban algunos morenistas en el sexenio de Cuitláhuac, quienes pensaron que podían arrebatarle a la ex senadora su coto de poder y popularidad.
A pocos días de irse, Cuitláhuac seguramente se va tranquilo: no sólo de su administración, sino con la misión cumplida de entregarle el estado a la primera mujer que gobernará Veracruz.
En sólo pocos días, se hará nuevamente historia: la llegada de una jefa que ya desde hace rato tenía una fuerte influencia en Veracruz y muchos no querían creerlo.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Las bajas temperaturas se han dejado sentir en la región de Perote-Xalapa-Coatepec, alcanzando hasta los -2 grados en los pasados días… Hay amigos sureños que, pendientes del boletín meteorológico que habla de posible caída de nieve o aguanieve en el Cofre de Perote, están ávidos para subir apenas se sepa de la primera nevada… Todo parece indicar que será un invierno muy frío, pero de cualquier manera deben tomarse las precauciones y atender las recomendaciones de Protección Civil… Lo que sí, es que se ve mucho visitante y comensal en la zona que va rumbo a Las Vigas, por aquello de que todo mundo ya fue por su arbolito de Navidad natural o va a comerse un caldito o un asado, por lo que no le extrañe si en próximos días ve atascadas las carreteras por ese rumbo, tal como pasó este domingo, aunque esto ocurrió principalmente por una pipa que se volcó en la autopista de cuota.